La Escritura no es ni vaga ni ambigua acerca de la promesa del retorno de Cristo. Una gran porción (según algunas estudios, tanto como la quinta parte) de la Escritura es profética, y tal vez una tercera parte o más de los pasajes proféticos se refieren a la Segunda Venida de Cristo o a eventos relacionados a ella. Es sin dudas un tema importante en la profecía de ambos, el Antiguo y Nuevo Testamento.

Y a pesar de lo que digan y se burlen algunos, Jesús viene (2 Pedro 3:3-10). La historia del mundo está dirigiéndose hacia la conclusión que Dios ya predestinó. No es un fin que vendrá como resultado de una guerra nuclear, irresponsabilidad del ambiente, o una invasión de extraterrestres; es Él que viene por el propósito y plan de Dios, predicho en la Escritura. No se equivoque – ¡Cristo sí regresará!

Aquí hay nueve razones de la Escritura por la cual usted puede estar seguro que Cristo vendrá de nuevo.

La Promesa de Dios lo Demanda
El Antiguo Testamento está lleno de la promesa mesiánica – esa promesa es su enfoque principal. Desde el principio (Génesis 3:15) al final (Malaquías 4:2), todo el Antiguo Testamento está lleno de profecías del Libertador por venir – por lo menos 333 promesas distintivas, según se puede ver.

 De las más de 100 profecías acerca del primer advenimiento de Cristo, todas ellas fueron cumplidas con precisión, literalmente. Su cabalgata en un asno, el partimiento de sus ropas, la perforación de Sus manos y pies, y las vívidas profecías de Su rechazo por los hombres en Isaías 53 – todas estas pudieron haber sido interpretadas simbólicamente por académicos del Antiguo Testamento antes de Cristo. Pero el Nuevo Testamento registra repetidamente los reportes que tales cosas fueron cumplidas en el sentido más literal, “para que se cumplan las Escrituras de los profetas” (Mateo 26:56; c. 2;15; 4:14-16; 8:17; 12:17-21; 13:35; 21:4-5; 27:35; Juan 12:38 15:25; 19:24, 28)”. 

La Escritura dice que Dios “no miente” y que El no cambiará Su mente (Números 23:19; Tito 1:2). Lo que Él ha prometido, Él lo hará. La veracidad de la Biblia está en peligro en la Segunda Venida.

La Enseñanza de Cristo Lo Demanda
La enseñanza terrenal de Cristo tuvo muchas referencias a Su Segunda Venida (Mateo 24-25; Lucas 21). Cuando Él estuvo en juicio por Su vida, Jesús defendió Su propia deidad con una declaración audaz acerca de la Segunda Venida en los términos más triunfantes. Él le dijo al sumo sacerdote, “Veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Marcos 14:62).

En la noche de Su traición, Cristo les dijo a sus discípulos, “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os prepararé lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3). No solo está la credibilidad de Dios en peligro en la Segunda Venida, pero también la credibilidad de Su Hijo. Si Jesús no regresa, El es un mentiroso.

El Testimonio del Espíritu Santo Lo Demanda
Porque “Dios…no miente” (Tito 1:2), Su promesa garantiza la venida de Cristo. Jesús es la verdad encarnada (Juan 14:6); entonces Su enseñanza también confirma infaliblemente el hecho de la Segunda Venida. Y el Espíritu Santo, quien es llamado “el Espíritu de verdad” (Juan 14:17; 15:26), también testifica a la Segunda Venida de Cristo a través de los escritores del Nuevo Testamento.

Sea el apóstol Pablo (1 Corintios 1:4-7; Filipenses 3:20; Colosenses 3:4; 1 Tesalonicenses 4:16-17; etc.), el apóstol Pedro (1 Pedro 1:13; 5:4; 2 Pedro 3), o el apóstol Juan (1 Juan 3:2), una y otra vez, a través de las Escrituras inerrantes, el Espíritu Santo agrega Su testimonio al del Padre y el Hijo – Jesús vendrá.

El Programa de la Iglesia lo Demanda
Dios está actualmente “[tomando] de ellos [los gentiles] pueblo para su nombre” (Hechos 15:14) y juntando a Sus elegidos en un gran cuerpo, la iglesia. El papel de la iglesia es de ser como una novia pura para el Hijo propio de Dios, lista a ser presentada a Él en Su Segunda Venida.

Pablo usa esa imagen de una boda en 2 Corintios 11:2: “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”. El matrimonio es una metáfora hermosa que pinta el amor de Cristo y el cuidado por Su iglesia (Mateo 25:1-13; Efesios 5:25-27; Apocalipsis 19:6-9). Y es por eso que podemos estar seguros que El regresará para clamarla, así como El prometió (Juan 14:2-3). Él regresará por Su novia.

La Corrupción en el Mundo lo Demanda
El mundo es un lugar malvado, y cuando el “Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles…pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27). “Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5:28-29).

Esa esperanza bendecida de cada creyente (Tito 2:13) es el terror del mundo. Para los incrédulos, Su venida significa juicio inmediato e imparcial (1 Tesalonicenses 1:7-10; Judas 14-15; Apocalipsis 19:11-16); para creyentes – ¡gozo absoluto! Jesús debe regresar para ejecutar retribución justa sobre los pecadores y para llevar a cabo el juicio que Él prometió.

El Futuro de Israel lo Demanda
En el día de Pablo, gentiles venían a la iglesia en más grandes números que los judíos convertidos, y en Romanos 11, Pablo les recordó, “Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo” (v. 17). Pero el tiempo viene cuando las ramas serán injertadas de nuevo al olivo (vv. 23-24), un fenómeno que Pablo expresamente conectó con la venida de Cristo (v. 26). Ese es el día cuando Israel lamentará por Aquel quien fue traspasado (Zacarías 12:10), y Dios los salvará a todos (Romanos 11:26).

La Vindicación de Cristo lo Demanda
Es inconcebible que la última mirada pública que el mundo tuviera de Jesucristo fuera la de un criminal sangriento, muriendo, y crucificado, lleno de sangre, saliva, y moscas, colgando desnudo durante el crepúsculo de Jerusalén. ¿Se dio usted cuenta que después de su resurrección, Él nunca apareció en un lugar público ante incrédulos? Muchos creyentes lo vieron, le tocaron, le hablaron, y dieron un unánime testimonio que Él había resucitado de la muerte. Pero no hay registro que los incrédulos lo hayan visto.

Pero el mundo incrédulo sí verá Su gloria expuesta a todos. La Escritura dice, “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28; c. Mateo 24:27). El Salvador quien fue humillado, burlado, y puesto a morir en exposición pública del odio humano de Dios vendrá como un victorioso Señor en vista del mundo entero (Lucas 21:25-27). Y cada ojo lo verá (Apocalipsis 1:7).

La Destrucción de Satanás lo Demanda
Satanás, aunque ya un enemigo derrotado así como lo saben los cristianos, aún sigue ejercitando una clase de dominio sobre este mundo (Juan 12:31; 14:30; 16:11; 2 Corintios 4:4; Efesios 2:2; 6:12; 1 Juan 5:19). Pero Cristo es el gobernante legítimo de este mundo, y cuando Él regrese, Él derrotará y destruirá a Satanás completamente.

En Apocalipsis 5, cuando Cristo recibe el libro con los siete sellos, el título del mundo, Él desencadena el juicio cuando el sello es roto (Apocalipsis 6-7). Los siete juicios dan paso al juicio de las siete trompetas (Apocalipsis 8-9); los juicios de las trompetas dirigirán al juicio de las siete copas (Apocalipsis 16). Finalmente, después de un último esfuerzo de Satanás por retener su dominio ilegal sobre el mundo, Cristo mismo vendrá a vencer al enemigo – Él lo encadenará, lo lanzará en un hoyo sin fin, y finalmente lo confinará a un eterno lago de fuego (Apocalipsis 19). Con eso, la victoria de Cristo sobre Satanás, el usurpador, se completará.

La Esperanza de los Santos lo Demanda
Sólo la venida gloriosa y triunfante de Cristo puede cumplir la esperanza de los santos – cada verdadero creyente espera ansiosamente ese día. Pablo caracteriza a los cristianos como aquellos quienes “aman su venida” (2 Timoteo 4:8). El apóstol Juan dice, “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es” (1 Juan 3:2). La venida de Cristo instantáneamente nos llevará al cumplimiento de nuestra glorificación.

Juan después agrega estas palabras: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro” (v.3). Esta es la prueba de una escatología saludable: ¿Es su esperanza una influencia santificadora en su alma? ¿Está buscando algo más allá de la conmoción de este mundo con la realización que un día verá a Cristo cara a cara, y está preparando tu corazón y alma para eso? ¿Está ansioso y vigilante? ¿Está lleno de esperanza y expectativa gozosa? Esa es la actitud a la cual la Escritura nos llama.

La Segunda Venida no le debe detener de hacer lo que está haciendo para esperar la venida del Señor. Y tampoco le debe motivar a enfocar toda su atención en los eventos y desarrollos políticos de este mundo. Por el contrario, le debe inspirar a la santidad conforme dirija su corazón hacia Cristo, cuya venida es anticipada por cada creyente con gran gozo.


Gracia a Vosotros