Radio Armonia http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/892 Mon, 29 Apr 2024 11:38:52 -0400 es-es internet@armonia.cl (Web Radio Armonia) La otra resurreción http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=631:la-otra-resurrecion http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=631:la-otra-resurrecion Aunque era apenas las 3:00 de la tarde, una oscuridad sobrenatural se había apoderado del cielo, y se negaba a irse. Y la Tierra se estremeció violentamente de común acuerdo con el cielo. Nada podía ser más antinatural que el Dador de la vida estuviera sucumbiendo a la muerte. La creación gritó como si ella misma hubiera sido traspasada. Pero era Jesús quien había sido traspasado, crucificado por los pecados del mundo para que toda la creación pudiera ser hecha nueva.

En el Domingo de Resurrección nos reunimos para celebrar el amanecer de esta nueva creación gracias a la resurrección de Jesús. Desde una tumba en un huerto en las afueras de Jerusalén, la maldición del pecado y de la muerte comenzó a desmoronarse cuando Jesús abrió sus ojos, se sentó y dobló con esmero la sábana que había adornado su cabeza sin vida momentos antes. El Hijo de Dios resucitado era la primicia de una nueva cosecha, un anticipo de la vida de resurrección que sus seguidores experimentarán al final de la historia.

Pero hubo otra resurrección más ese fin de semana.

Mateo nos dice que el Viernes Santo "se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron" (Mateo 27:52). No es frecuente escuchar hablar de esta otra resurrección. De hecho, Mateo es el único evangelista que la menciona. Esto ha llevado a algunos estudiosos a cuestionar la validez del relato, o a considerarlo una versión refundida como un recurso literario excepcional diseñado para recalcar la importancia de la muerte de Cristo. Pero es difícil imaginar a personas alegóricas despertando de la muerte “que salieron de los sepulcros… [y] entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos” (v. 53 NVI).

Si tomamos a la Sagrada Escritura como la Palabra de Dios, tenemos que adueñarnos de ella en sus propios términos. Debemos dejar que Dios hable por sí mismo. Aunque Mateo proporciona pocos detalles sobre esta resurrección de los santos en ese Viernes Santo, creo que el acontecimiento revela algo fundamental en cuanto al carácter de Dios, y tiene el propósito de alentar a quienes humildemente portamos hoy el nombre de “santos”. Pero, para entender mejor el pasaje y su contexto, debemos primero considerar quiénes eran estos creyentes resucitados.

Los escritores del Nuevo Testamento no tratan a la ligera la palabra “santos”. Cuando es usada en los Evangelios y las Epístolas, la palabra se refiere invariablemente a los seguidores fieles de Jesús. No hay razón para buscarle otro significado. Y aunque es gratificante pensar en la posibilidad de que estos eran santos del Antiguo Testamento que estaban resucitando de los muertos para ser testigos del milagro más grande de Jesús, esa posibilidad parece poco probable. Mateo nos dice que estos hombres y mujeres “se aparecieron a muchos” en la santa ciudad, lo que implica que eran conocidos allí. En un mundo donde no existía la fotografía, solamente aquellos muertos a quienes recordaban los que estaban vivos, podían ser reconocidos.

En ese momento, estos discípulos resucitados sirvieron como testigos del poder de Cristo sobre la muerte, y de su aseveración de ser el Mesías esperado por los judíos. La multitud que se había reunido en el Gólgota pudo haber visto solamente a un carpintero convertido en predicador ofreciendo su vida en un último suspiro, pero la muerte de Jesús no fue una derrota; fue una victoria. En la cruz, Él abrió un camino para que hombres y mujeres se acercaran al Padre celestial que les ama. Por eso, en el mismo pasaje en el que menciona a los santos resucitados, Mateo nos dice también que el velo del templo se rasgó en dos (v. 51).

La cortina era una medida de seguridad para evitar que la gente entrara a la abrumadora presencia de Dios. El pecado no puede convivir con la santidad; por tanto, con excepción del sumo sacerdote, que podía hacerlo en el día de la expiación, a nadie más se le permitía entrar en el lugar santísimo. Pero cuando Jesús murió, este velo -que tenía 10 centímetros de espesor, de acuerdo con la más antigua tradición judía- se rasgó de arriba abajo. El poder del pecado para mantenernos alejados de Dios se rompió por medio del sacrificio de Cristo. Y puesto que la paga del pecado es muerte (Rom. 6:23), esos seguidores de Jesús que se levantaron de sus tumbas, lo hicieron como evidencia de que el elevado pago se había hecho. La entrada triunfal de los santos resucitados a Jerusalén fue la señal de la destrucción del largo imperio de muerte sobre los hijos de Dios.

Pero, al final, la muerte los alcanzó de todas maneras. Todas las personas que volvieron a la vida ese Domingo de Resurrección, murieron y fueron sepultadas otra vez, con excepción de Jesús. Es solamente en Cristo que vemos el cumplimiento de la promesa de que recibiremos cuerpos gloriosos e inmortales en la resurrección final de los muertos (1 Cor. 15:52) -cuerpos que ya no estarán sujetos al dolor ni al implacable acoso del tiempo.

¿Por qué, entonces, permitió Dios que estos santos tuvieran una suspensión de su estado de muerte? Quienes pusieron su fe en Jesús durante su ministerio terrenal se rindieron a Él como el Mesías prometido y el legítimo Rey de Israel. Pero quienes murieron antes de la crucifixión y la resurrección de Jesús, no llegaron a saber cómo, precisamente, Dios les proveería su salvación. Confiar en el Señor Jesús cuando anduvo por Judea y Galilea enseñando acerca del reino de Dios, echando fuera demonios y sanando a los enfermos fue precisamente eso -fe.

Estos hombres y mujeres seguirían siendo pecadores y Dios seguiría siendo santo. No tenían nada que les hiciera dignas y aprobadas de ganar el cielo, sino Jesús mismo. Y no sabían cómo Dios salvaría la brecha. Parece ser que el Señor, por su gran misericordia, le permitió a estos santos que vieran con sus propios ojos la salvación que Él había asegurado para ellos a tan elevado costo. Tal vez por eso, estos discípulos despertaron de la muerte cuando Jesús murió, y salieron de sus tumbas cuando el Salvador salió de la suya (Mat. 27:52,53). Fueron invitados a la espera -en ese largo sábado cuando toda esperanza parecía perdida- para que cuando el Señor Jesús apareciera en la mañana del domingo, éstos que también habían experimentado la tumba, estuvieran entre los primeros en anunciar la gloriosa resurrección de Él, una tarea apropiada para personas que habían puesto su fe en el Señor, tanto en vida como en muerte.

Quienes conocemos a Cristo hoy, también hemos sido invitados a la espera, a ese período que está entre su primera y su segunda venidas. Y aunque el misterio de la salvación nos ha sido revelado, la fe requiere todavía que confiemos a Dios nuestra vida -cada día hasta nuestra resurrección futura. Si no estamos todavía vivos cuando llegue ese día, también nosotros sabremos lo que es despertar a la redención de Dios en el pleno desarrollo que se estará produciendo, la cual veremos con nuestros propios ojos.


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Fri, 21 Apr 2017 10:39:22 -0300
¡No se olvide de la Resurrección! http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=628:no-se-olvide-de-la-resurreccion http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=628:no-se-olvide-de-la-resurreccion En 1874, un ministro bautista llamado Robert Lowry escribió uno de los himnos más conmovedores que exalta la resurrección de Jesucristo, "La Tumba le Encerró." Observe cómo estos versos contrastan la impotencia de la muerte y el sufrimiento con el poder de la resurrección de Cristo:

La tumba le encerró, Cristo mi Cristo;
El alba allí esperó, Cristo el Señor.

De guardas escapó, Cristo mi Cristo,
El sello destruyó Cristo el Señor.

La muerte dominó, Cristo mi Cristo,
Y su poder venció, Cristo el Señor.

La muerte, el enemigo más temido del hombre, no tiene poder para reinar sobre el Señor de la vida. Y esa verdad tiene importancia para usted y para mí, aquí y ahora, en el siglo XXI. Se puede ver en la parte más conmovedora y emocionante del himno de Lowry, el estribillo que señala cada estrofa:

De sepulcro y muerte Cristo es vencedor,
Vive para siempre nuestro Salvador,
¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!
El Señor resucitó.

¿Ve usted en esas líneas lo que significa la resurrección de Jesús para usted? Si usted es un cristiano, puede regocijarse en el hecho de que Cristo resucitó de entre los muertos como un vencedor, un triunfador que vive para siempre para reinar "con Sus santos." Esto se refiere a la promesa sobre la base de nuestro bautismo en la muerte y resurrección de Cristo - es nuestra esperanza y la razón y fundamento de todo lo que creemos.

Pero ¿y si no hubiese resurrección? ¿Qué pasa si la resurrección de Jesucristo es sólo un mito del siglo I para ser ignorado o marginado como un tema secundario? Las implicaciones de este enfoque son devastadoras para el cristianismo.

Quiero llamar su atención sobre lo que Pablo escribió en 1 Corintios 15:16-19 para que pueda ver lo que sucede cuando se olvida de la resurrección:

"Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres".

Sin lugar a dudas, si Jesús está todavía en la tumba, si Él es perpetuamente la víctima y no el vencedor, entonces usted y yo estamos irremediablemente perdidos. Y aunque ese no es el caso, me quiero centrar en el hipotético "y si" que Pablo asume temporalmente en 1 Corintios 15. "¿Qué pasa si la resurrección es un mito? ¿Y si Jesucristo todavía está muerto y en la tumba?"

En primer lugar, usted estaría todavía en sus pecados, bajo la tiranía de la muerte junto con el más vil e incrédulo de los paganos. Si Jesús no resucitó de entre los muertos, entonces el pecado ganó la victoria sobre Él y sigue siendo victorioso sobre usted también. Si Jesús permaneció en la tumba, luego, cuando usted se muera, también permanecería muerto. Además, puesto que "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23), si usted permaneciera muerto, su futuro sería la muerte y el castigo eterno.

El propósito de confiar en Cristo es para el perdón de los pecados, porque es del pecado que necesitamos ser salvados. "Cristo murió por nuestros pecados" y "fue sepultado, y... resucitó al tercer día" (1 Corintios 15:3-4). Si Cristo no resucitó, Su muerte fue en vano, su fe en Él no tendría sentido y sus pecados aún se contarán en su contra sin la esperanza de vida espiritual.

En segundo lugar, si no hay resurrección, entonces "también los que durmieron en Cristo perecieron." Eso significa que todos los santos del Antiguo Testamento, todos los santos del Nuevo Testamento y todos los santos desde que Pablo escribió estarían sufriendo en tormento en este mismo momento. Eso incluiría al propio Pablo, el resto de los apóstoles, Agustín, Lutero, Calvino, Wesley, Moody y los santos y fieles en oración que conoce - todos los demás creyentes de todos los tiempos también estarían en el infierno. Su fe habría sido en vano, no habrían sido perdonados sus pecados y su destino sería la condenación.

A la luz de las otras consecuencias, la última es bastante obvia. "Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres." Sin la resurrección de Cristo y la salvación y las bendiciones que Él trae, el cristianismo sería inútil y lamentable. Sin la resurrección no tendríamos Salvador, ni perdón, ni Evangelio, la fe no tendría sentido, ni vida y nunca podríamos tener esperanza en ninguna de esas cosas.

Haber esperado en Cristo solamente en esta vida sería enseñar, predicar, sufrir, sacrificarse y trabajar todo a cambio de nada. Si Cristo todavía está muerto, entonces Él no sólo no tiene la capacidad de salvarlo en el futuro, tampoco puede ayudarlo ahora. Si él no estuviera vivo, ¿dónde estaría la fuente de su paz, alegría o satisfacción ahora? La vida cristiana sería una burla, una farsa, una broma trágica y cruel. Los cristianos que sufren e incluso mueren por la fe serían igual de ciegos y patéticos que esos "creyentes" que siguieron a Jim Jones y el Templo del Pueblo, David Koresh y los davidianos y Marshall Applewhite y el culto a la puerta del cielo.

Puesto que un cristiano no tiene otro salvador que Cristo, otro redentor que Cristo y otro Señor que Cristo, si Cristo no resucitó, él no está vivo; y nuestra vida cristiana está muerta. Nosotros no tendríamos nada para justificar nuestra fe, nuestro estudio de la Biblia, nuestra predicación y testimonio, nuestro servicio para Él o nuestra adoración a Él y nada para justificar nuestra esperanza en esta vida o en la próxima. Nos mereceríamos nada más que la compasión reservada para los tontos.

Sin embargo, Dios "levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación." (Romanos 4:24-25). Porque Cristo vive, nosotros también viviremos (Juan 14:19). "El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con Su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados."(Hechos 5:30-31).

NO somos dignos de lástima, porque Pablo termina inmediatamente la aterradora sección "y si", diciendo: "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho."(1 Corintios 15:20). Como dijo Pablo al final de su vida: "Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día." (2 Timoteo 1:12).

Los que no esperan únicamente en Cristo para la salvación son los verdaderos tontos; ellos son los que necesitan escuchar su testimonio piadoso sobre el triunfo de la resurrección de Cristo. Así que no se olvide de la resurrección; regocíjese en ella y gloríese en ella, porque Él ha resucitado.

John MacArthur
Gracia a Vosotros 



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Tue, 11 Apr 2017 12:10:50 -0300