titleRadio Armonia <subtitle type="text">Una señal en el aire, para confesar que: “Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre". Fil. 2:11</subtitle> <link rel="alternate" type="text/html" href="http://radioarmonia.cl"/> <id>http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/575-resucitacion</id> <updated>2024-05-03T04:48:45-04:00</updated> <author> <name>Web Radio Armonia</name> <email>internet@armonia.cl</email> </author> <link rel="self" type="application/atom+xml" href="http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/575-resucitacion?format=feed&type=atom"/> <entry> <title>Cinco veces vuelta a la vida 2017-08-30T11:23:00-03:00 2017-08-30T11:23:00-03:00 http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=404:cinco-veces-vuelta-a-la-vida Super User <p>Es un impresionante informe médico. A la una de la tarde: paro cardíaco. Los médicos aplican electrochoques. A las dos de la tarde: nuevo síncope. Reviven a la persona mediante tremendos golpes eléctricos. Quince minutos después, el monitor no da ninguna señal. Los médicos trabajan frenéticamente y vuelven a salvar a la persona.<br /><br />Tras un respiro de cinco horas: nuevo síncope, nuevo paro y nuevo milagroso retorno a la vida. Y a las ocho de la noche, cuarenta y cinco minutos después: otro paro, otros electrochoques y otra resucitación.<br /><br />Al día siguiente, a las seis de la mañana, Geraldine Fletcher, de cincuenta y dos años de edad, toma tranquilamente su desayuno. Llega a ser la primera persona que muere cinco veces en un solo día, y es resucitada las cinco veces científicamente.<br /><br />Para todo hay récords en este mundo. Geraldine Fletcher, mujer morena, fuerte y animosa, batió el récord de muertes y resucitaciones. Cinco veces, en el lapso de pocas horas, su corazón dejó de latir, y las cinco veces, tras frenéticos esfuerzos médicos, volvió a latir. Pero, ¿en realidad murió Geraldine? Los científicos dicen que no, que fue una «cuasimuerte» de la que se recuperó a tiempo, pues nadie regresa de una muerte verdadera.<br /><br />Hay dos logros que jamás se han podido alcanzar: uno es detener el envejecimiento; el otro es deshacerse del día de la muerte. Aunque se han logrado fantásticos logros científicos en la curación de enfermedades y en la resucitación de ciertas personas, no hemos podido deshacernos ni del envejecimiento ni de la muerte.<br /><br />«No hay quien tenga poder sobre el aliento de vida, como para retenerlo —dice el Libro Sagrado—, ni hay quien tenga poder sobre el día de su muerte» (Eclesiastés 8:8).<br /><br />Por más buena salud que tengamos, por más benéfico que sea nuestro ejercicio físico, por más acertada y eficaz que sea nuestra dieta, a la larga todos nos inclinaremos hacia el sepulcro y caeremos como roble gastado.<br /><br />Para ese día inevitable, y para la paz del alma mientras llega ese día, necesitamos un Salvador que nos dé salvación y vida eterna, un Salvador que sea nuestro amigo durante el resto de los años que nos queden por vivir. Ese Salvador y amigo es Jesucristo. Él desea ser nuestro Señor eterno el día en que abandonemos este cuerpo.<br /><br />Entreguémosle nuestra vida a Cristo hoy mismo. Él será nuestro amigo fiel, hoy y para siempre.<br /><br /><br /><em>Hno. Pablo Finkenbinder</em><br /><em><a href="http://www.conciencia.net/?ID=2014oct17" target="_blank">Un Mensaje a la Conciencia</a></em></p> <p><br /><br /></p> <p>Es un impresionante informe médico. A la una de la tarde: paro cardíaco. Los médicos aplican electrochoques. A las dos de la tarde: nuevo síncope. Reviven a la persona mediante tremendos golpes eléctricos. Quince minutos después, el monitor no da ninguna señal. Los médicos trabajan frenéticamente y vuelven a salvar a la persona.<br /><br />Tras un respiro de cinco horas: nuevo síncope, nuevo paro y nuevo milagroso retorno a la vida. Y a las ocho de la noche, cuarenta y cinco minutos después: otro paro, otros electrochoques y otra resucitación.<br /><br />Al día siguiente, a las seis de la mañana, Geraldine Fletcher, de cincuenta y dos años de edad, toma tranquilamente su desayuno. Llega a ser la primera persona que muere cinco veces en un solo día, y es resucitada las cinco veces científicamente.<br /><br />Para todo hay récords en este mundo. Geraldine Fletcher, mujer morena, fuerte y animosa, batió el récord de muertes y resucitaciones. Cinco veces, en el lapso de pocas horas, su corazón dejó de latir, y las cinco veces, tras frenéticos esfuerzos médicos, volvió a latir. Pero, ¿en realidad murió Geraldine? Los científicos dicen que no, que fue una «cuasimuerte» de la que se recuperó a tiempo, pues nadie regresa de una muerte verdadera.<br /><br />Hay dos logros que jamás se han podido alcanzar: uno es detener el envejecimiento; el otro es deshacerse del día de la muerte. Aunque se han logrado fantásticos logros científicos en la curación de enfermedades y en la resucitación de ciertas personas, no hemos podido deshacernos ni del envejecimiento ni de la muerte.<br /><br />«No hay quien tenga poder sobre el aliento de vida, como para retenerlo —dice el Libro Sagrado—, ni hay quien tenga poder sobre el día de su muerte» (Eclesiastés 8:8).<br /><br />Por más buena salud que tengamos, por más benéfico que sea nuestro ejercicio físico, por más acertada y eficaz que sea nuestra dieta, a la larga todos nos inclinaremos hacia el sepulcro y caeremos como roble gastado.<br /><br />Para ese día inevitable, y para la paz del alma mientras llega ese día, necesitamos un Salvador que nos dé salvación y vida eterna, un Salvador que sea nuestro amigo durante el resto de los años que nos queden por vivir. Ese Salvador y amigo es Jesucristo. Él desea ser nuestro Señor eterno el día en que abandonemos este cuerpo.<br /><br />Entreguémosle nuestra vida a Cristo hoy mismo. Él será nuestro amigo fiel, hoy y para siempre.<br /><br /><br /><em>Hno. Pablo Finkenbinder</em><br /><em><a href="http://www.conciencia.net/?ID=2014oct17" target="_blank">Un Mensaje a la Conciencia</a></em></p> <p><br /><br /></p>