titleRadio Armonia <subtitle type="text">Una señal en el aire, para confesar que: “Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre". Fil. 2:11</subtitle> <link rel="alternate" type="text/html" href="http://radioarmonia.cl"/> <id>http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/483-esperanza</id> <updated>2024-04-29T00:32:32-04:00</updated> <author> <name>Web Radio Armonia</name> <email>internet@armonia.cl</email> </author> <link rel="self" type="application/atom+xml" href="http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/483-esperanza?format=feed&type=atom"/> <entry> <title>Cristo es la respuesta 2017-01-05T10:38:08-03:00 2017-01-05T10:38:08-03:00 http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=357:cristo-es-la-respuesta Super User <p>Para muchísimas personas que escriben a nuestra oficina cada semana, la vida ya no parece tener sentido. Tengo buenas noticias para usted. Dios no nos creó para ser un alma derrotada, desanimada, frustrada y errante que busca en vano la paz. Tiene planes mayores para usted. Tiene un mundo más amplio y una vida más grande para usted. La respuesta a su problema, no importa cuán grande sea, está tan cerca como su Biblia, es tan sencilla como las matemáticas del primer grado y tan real como el latido de su corazón.<br /><br />La Biblia dice: <em>“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37)</em>. La Biblia enseña también que <em>“todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe” (1 Juan 5:4).</em><br /><br />Con la autoridad de la Palabra de Dios, le digo que Cristo es la respuesta a toda perplejidad desconcertante que aqueja a la humanidad. En Él se encuentra la cura para la preocupación, un bálsamo para el duelo, la sanidad para nuestras heridas y suficiencia para nuestra insuficiencia.<br /><br /><strong>La respuesta a la soledad</strong><br />Aunque se encuentre en una gran ciudad, como Nueva York o Los Ángeles, usted puede estar solo en medio de una multitud. Tal vez esté viviendo una soledad insoportable. El mundo está cerrado a usted, y usted se encuentra afuera del mundo. Las barreras sociales le han impedido hacer lo que desea hacer. O tal vez su pareja de muchos años ha sido quitada y ha quedado solo.<br /><br />Muchos se vuelcan al alcohol por la soledad. Otros pierden su cordura por la soledad. Algunos se suicidan por la desesperación de la soledad. Pero miles han encontrado que Cristo es la respuesta a su soledad.<br /><br />Cristo dijo:<em> “Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20)</em>...<br /><span style="font-size: 12.16px;"><br />Moisés no estaba solo en el desierto de Madián cuando Dios fue a consolarlo y a llamarlo a un ministerio más amplio (Éxodo 3 y 4).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Elías no estaba solo en la cueva cuando Dios se acercó y habló con un suave murmullo (1 Reyes 19).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Pablo y Silas no estaban solos en la cárcel de Filipos, cuando Dios descendió y les dio un canto a la medianoche (Hechos 16).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Quienquiera que sea usted, Cristo puede darle consuelo y compañía. No importa el color, la raza o el credo, los deseos de su corazón son iguales. Ese lugar de soledad y dolor puede ser llenado por Cristo si le abre su corazón y lo deja entrar.<br /><br /></span><strong><span style="font-size: 12.16px;">La respuesta al dolor<br /></span></strong><span style="font-size: 12.16px;">Cuando Harry Lauder, el gran comediante escocés, se enteró de que su hijo había muerto en Francia, dijo: “En un tiempo como éste, un hombre tiene tres posibilidades: puede entregarse a la desesperación y volverse una persona amarga, puede intentar ahogar su dolor en la bebida o en una vida de maldad, o puede volverse a Dios”.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Le ruego que, en su dolor, se vuelva a Dios. El apóstol Pablo, que sufrió tanto como cualquier persona que haya vivido, escribió: “El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos” (2 Timoteo 4:18). Enfermo, afligido, con cicatrices y moretones, y golpeado por la persecución, Pablo no tenía amargura, sino que encontraba su suficiencia en Cristo. Cristo es la respuesta a nuestro dolor.<br /><br /></span><strong><span style="font-size: 12.16px;">La respuesta a las cargas<br /></span></strong><span style="font-size: 12.16px;">Oí la historia de un hombre cansado que caminaba por un camino, agotado y desalentado. Apenas podía poner un pie delante del otro. Un vecino lo alcanzó en una carreta y lo invitó a viajar con él. Mientras iban viajando su vecino notó que el hombre cansado y agotado aún llevaba una pesada bolsa de granos sobre su espalda.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">“Apóyela en el piso”, le dijo, “no necesita cargarla”.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El hombre cansado dijo: “Oh, bastante tengo con que usted me lleve a mí, pero no esta bolsa de granos”.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Tal vez usted se haya vuelto a Dios, pero aún lleva sus cargas. Pero Dios le dice: “Depositen en mí toda ansiedad, porque yo cuido de ustedes” (ver 1 Pedro 5:7).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Si usted debe atravesar el valle de sombra de muerte, si debe despedirse de personas que ha amado, si sufre privaciones y desdicha, si es perseguido injustamente por causa de la rectitud, ¡cobre ánimo, ármese de valor! ¡Nuestro Cristo es más que adecuado para nuestro dolor!<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Hablé una vez con un hombre que había perdido a su esposa y a sus tres hijos en un incendio. Nadie podría tener más razones para estar amargado o mostrar su dolor que él. Tomó mi mano con fuerza y dijo, con una sonrisa: “Dígale al mundo que la gracia de Dios es suficiente aun para la persona que más sufre”.<br /><br /></span><strong><span style="font-size: 12.16px;">La respuesta al sufrimiento<br /></span></strong><span style="font-size: 12.16px;">La enfermedad, el dolor y el pecado son todos producto de la caída del hombre en el Huerto. La enfermedad es un subproducto de la transgresión, pero eso no quiere decir que los cristianos nunca sufren. La Biblia dice: “Muchas son las angustias del justo” (Salmos 34:19).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Job tuvo sufrimientos, Pablo tenía una dolencia, Lázaro se enfermó. A las personas buenas a lo largo de los siglos no se les ha prometido ninguna inmunidad de enfermedades o dolencias. Muchísimas personas escriben cada mes para preguntarme: “¿Por qué sufren los cristianos?”. Quédese tranquilo. Hay una razón por la que los cristianos sufren. Una razón por la que sufren los hijos de Dios, según la Biblia, es que el sufrimiento es un proceso de disciplina, corrección y moldeado.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">La Biblia dice: “Reconoce en tu corazón que, así como un padre disciplina a su hijo, también el Señor tu Dios te disciplina a ti” (Deuteronomio 8:5). La Biblia dice también: “El Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido” (Proverbios 3:12).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Estos pasajes bíblicos nos dicen que la corrección de la aflicción es un paso en el proceso de nuestro desarrollo pleno y completo. Es un toque de amor de nuestro Padre celestial para mostrarnos que nos hemos apartado de la senda del deber.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El sufrimiento puede ser también un medio de refinación y purificación. Muchas vidas han surgido del horno de la aflicción más hermosas y más útiles. Tal vez nunca habríamos tenido las canciones de Fanny Crosby si no hubiera sido afligido con la ceguera. George Matheson tal vez nunca habría entregado al mundo su canción inmortal “Oh, amor, que no me dejarás” si no hubiera pasado por el horno de la aflicción. El “Aleluya” fue escrito por Handel cuando estaba en la pobreza y paralizado de su lado derecho.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Job, que fue llamado a sufrir como pocos, dijo: “Él, en cambio, conoce mis caminos; si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro” (Job 23:10).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Su sala de enfermedad puede convertirse en un “gimnasio espiritual” donde su alma es ejercitada y desarrollada. La enfermedad es una de “todas las cosas” que Dios dispone para el bien de quienes lo aman (Romanos 8:28). No la resienta. No se amargue por ella. Si está acostado en la cama de un hospital, comprenda hoy que es el toque de un Padre celestial amoroso, que lo ama tanto que no lo consentirá, sino que hará que todas las cosas sean para el bien último de usted.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Cristo puede quitar el desaliento y el abatimiento de su vida. Puede aligerar su paso, apasionar su corazón y poner propósito en su mente. El optimismo y el buen ánimo son producto de conocer a Cristo.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">La Biblia dice: “Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos” (Proverbios 17:22).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Si el corazón ha sido armonizado con Dios a través de la fe en Cristo, entonces rebalsará con un optimismo alegre y con buen ánimo. Pero nunca se librará usted del desaliento y el abatimiento hasta que esté en armonía con Dios. Cristo es la fuente de la felicidad. Es el manantial del gozo.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">He aquí el secreto del gozo del cristiano: “Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso” (1 Pedro 1:8).<br /><br /></span><strong><span style="font-size: 12.16px;">La respuesta al pecado<br /></span></strong><span style="font-size: 12.16px;">La Biblia dice: “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). La Biblia indica que todos los problemas del mundo surgen del hecho de que los hombres y las mujeres han quebrantado las leyes de Dios. Hay una penalidad para el quebrantamiento de la ley de Dios, y esa penalidad es la muerte eterna y el destierro de su presencia.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Cristo es la respuesta al problema del pecado. La Biblia dice que “en él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia” (Efesios 1:7).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">La Biblia dice, también: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">¿Tiene usted una conciencia que está golpeando hoy por el pecado en su vida? ¿Ha tenido esta sensación incómoda de no estar en armonía con Dios? ¿Ha estado el Espíritu Santo convenciéndolo del hecho de que usted ha quebrantado las leyes de Dios y necesita un Salvador?<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">¿Por qué no abrir la puerta de su corazón para dejar que Cristo entre en su vida? “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">No importa si se encuentra solo, triste, agobiado o si está sufriendo, Cristo es la respuesta. Como explicó mi padre, la raíz de todos nuestros problemas es el pecado, pero, nuevamente, ¡Cristo es la respuesta! Si usted entrega su vida a Cristo, Dios promete perdonar sus pecados y darle una vida nueva. ¿Entregará su vida a Cristo? Puede hacerlo ahora mismo, no importa dónde se encuentre.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Primero, reconozca que es una persona que ha pecado y se ha rebelado contra Dios. Renuncie a sus pecados, confíe en Cristo como su Salvador y sígalo como su Señor. El Espíritu Santo vendrá a vivir en su corazón. Le dará nuevas actitudes, nuevos deseos, nuevos motivos. Usted puede ser una nueva persona en Cristo.</span></p> <p><br /><em><a href="http://billygraham.org/espanol/cristo-es-la-respuesta/" target="_blank">Asociación Billy Graham</a></em></p> <p><em><br /><br /></em></p> <p>Para muchísimas personas que escriben a nuestra oficina cada semana, la vida ya no parece tener sentido. Tengo buenas noticias para usted. Dios no nos creó para ser un alma derrotada, desanimada, frustrada y errante que busca en vano la paz. Tiene planes mayores para usted. Tiene un mundo más amplio y una vida más grande para usted. La respuesta a su problema, no importa cuán grande sea, está tan cerca como su Biblia, es tan sencilla como las matemáticas del primer grado y tan real como el latido de su corazón.<br /><br />La Biblia dice: <em>“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37)</em>. La Biblia enseña también que <em>“todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe” (1 Juan 5:4).</em><br /><br />Con la autoridad de la Palabra de Dios, le digo que Cristo es la respuesta a toda perplejidad desconcertante que aqueja a la humanidad. En Él se encuentra la cura para la preocupación, un bálsamo para el duelo, la sanidad para nuestras heridas y suficiencia para nuestra insuficiencia.<br /><br /><strong>La respuesta a la soledad</strong><br />Aunque se encuentre en una gran ciudad, como Nueva York o Los Ángeles, usted puede estar solo en medio de una multitud. Tal vez esté viviendo una soledad insoportable. El mundo está cerrado a usted, y usted se encuentra afuera del mundo. Las barreras sociales le han impedido hacer lo que desea hacer. O tal vez su pareja de muchos años ha sido quitada y ha quedado solo.<br /><br />Muchos se vuelcan al alcohol por la soledad. Otros pierden su cordura por la soledad. Algunos se suicidan por la desesperación de la soledad. Pero miles han encontrado que Cristo es la respuesta a su soledad.<br /><br />Cristo dijo:<em> “Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20)</em>...<br /><span style="font-size: 12.16px;"><br />Moisés no estaba solo en el desierto de Madián cuando Dios fue a consolarlo y a llamarlo a un ministerio más amplio (Éxodo 3 y 4).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Elías no estaba solo en la cueva cuando Dios se acercó y habló con un suave murmullo (1 Reyes 19).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Pablo y Silas no estaban solos en la cárcel de Filipos, cuando Dios descendió y les dio un canto a la medianoche (Hechos 16).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Quienquiera que sea usted, Cristo puede darle consuelo y compañía. No importa el color, la raza o el credo, los deseos de su corazón son iguales. Ese lugar de soledad y dolor puede ser llenado por Cristo si le abre su corazón y lo deja entrar.<br /><br /></span><strong><span style="font-size: 12.16px;">La respuesta al dolor<br /></span></strong><span style="font-size: 12.16px;">Cuando Harry Lauder, el gran comediante escocés, se enteró de que su hijo había muerto en Francia, dijo: “En un tiempo como éste, un hombre tiene tres posibilidades: puede entregarse a la desesperación y volverse una persona amarga, puede intentar ahogar su dolor en la bebida o en una vida de maldad, o puede volverse a Dios”.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Le ruego que, en su dolor, se vuelva a Dios. El apóstol Pablo, que sufrió tanto como cualquier persona que haya vivido, escribió: “El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos” (2 Timoteo 4:18). Enfermo, afligido, con cicatrices y moretones, y golpeado por la persecución, Pablo no tenía amargura, sino que encontraba su suficiencia en Cristo. Cristo es la respuesta a nuestro dolor.<br /><br /></span><strong><span style="font-size: 12.16px;">La respuesta a las cargas<br /></span></strong><span style="font-size: 12.16px;">Oí la historia de un hombre cansado que caminaba por un camino, agotado y desalentado. Apenas podía poner un pie delante del otro. Un vecino lo alcanzó en una carreta y lo invitó a viajar con él. Mientras iban viajando su vecino notó que el hombre cansado y agotado aún llevaba una pesada bolsa de granos sobre su espalda.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">“Apóyela en el piso”, le dijo, “no necesita cargarla”.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El hombre cansado dijo: “Oh, bastante tengo con que usted me lleve a mí, pero no esta bolsa de granos”.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Tal vez usted se haya vuelto a Dios, pero aún lleva sus cargas. Pero Dios le dice: “Depositen en mí toda ansiedad, porque yo cuido de ustedes” (ver 1 Pedro 5:7).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Si usted debe atravesar el valle de sombra de muerte, si debe despedirse de personas que ha amado, si sufre privaciones y desdicha, si es perseguido injustamente por causa de la rectitud, ¡cobre ánimo, ármese de valor! ¡Nuestro Cristo es más que adecuado para nuestro dolor!<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Hablé una vez con un hombre que había perdido a su esposa y a sus tres hijos en un incendio. Nadie podría tener más razones para estar amargado o mostrar su dolor que él. Tomó mi mano con fuerza y dijo, con una sonrisa: “Dígale al mundo que la gracia de Dios es suficiente aun para la persona que más sufre”.<br /><br /></span><strong><span style="font-size: 12.16px;">La respuesta al sufrimiento<br /></span></strong><span style="font-size: 12.16px;">La enfermedad, el dolor y el pecado son todos producto de la caída del hombre en el Huerto. La enfermedad es un subproducto de la transgresión, pero eso no quiere decir que los cristianos nunca sufren. La Biblia dice: “Muchas son las angustias del justo” (Salmos 34:19).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Job tuvo sufrimientos, Pablo tenía una dolencia, Lázaro se enfermó. A las personas buenas a lo largo de los siglos no se les ha prometido ninguna inmunidad de enfermedades o dolencias. Muchísimas personas escriben cada mes para preguntarme: “¿Por qué sufren los cristianos?”. Quédese tranquilo. Hay una razón por la que los cristianos sufren. Una razón por la que sufren los hijos de Dios, según la Biblia, es que el sufrimiento es un proceso de disciplina, corrección y moldeado.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">La Biblia dice: “Reconoce en tu corazón que, así como un padre disciplina a su hijo, también el Señor tu Dios te disciplina a ti” (Deuteronomio 8:5). La Biblia dice también: “El Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido” (Proverbios 3:12).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Estos pasajes bíblicos nos dicen que la corrección de la aflicción es un paso en el proceso de nuestro desarrollo pleno y completo. Es un toque de amor de nuestro Padre celestial para mostrarnos que nos hemos apartado de la senda del deber.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El sufrimiento puede ser también un medio de refinación y purificación. Muchas vidas han surgido del horno de la aflicción más hermosas y más útiles. Tal vez nunca habríamos tenido las canciones de Fanny Crosby si no hubiera sido afligido con la ceguera. George Matheson tal vez nunca habría entregado al mundo su canción inmortal “Oh, amor, que no me dejarás” si no hubiera pasado por el horno de la aflicción. El “Aleluya” fue escrito por Handel cuando estaba en la pobreza y paralizado de su lado derecho.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Job, que fue llamado a sufrir como pocos, dijo: “Él, en cambio, conoce mis caminos; si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro” (Job 23:10).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Su sala de enfermedad puede convertirse en un “gimnasio espiritual” donde su alma es ejercitada y desarrollada. La enfermedad es una de “todas las cosas” que Dios dispone para el bien de quienes lo aman (Romanos 8:28). No la resienta. No se amargue por ella. Si está acostado en la cama de un hospital, comprenda hoy que es el toque de un Padre celestial amoroso, que lo ama tanto que no lo consentirá, sino que hará que todas las cosas sean para el bien último de usted.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Cristo puede quitar el desaliento y el abatimiento de su vida. Puede aligerar su paso, apasionar su corazón y poner propósito en su mente. El optimismo y el buen ánimo son producto de conocer a Cristo.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">La Biblia dice: “Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos” (Proverbios 17:22).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Si el corazón ha sido armonizado con Dios a través de la fe en Cristo, entonces rebalsará con un optimismo alegre y con buen ánimo. Pero nunca se librará usted del desaliento y el abatimiento hasta que esté en armonía con Dios. Cristo es la fuente de la felicidad. Es el manantial del gozo.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">He aquí el secreto del gozo del cristiano: “Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso” (1 Pedro 1:8).<br /><br /></span><strong><span style="font-size: 12.16px;">La respuesta al pecado<br /></span></strong><span style="font-size: 12.16px;">La Biblia dice: “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). La Biblia indica que todos los problemas del mundo surgen del hecho de que los hombres y las mujeres han quebrantado las leyes de Dios. Hay una penalidad para el quebrantamiento de la ley de Dios, y esa penalidad es la muerte eterna y el destierro de su presencia.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Cristo es la respuesta al problema del pecado. La Biblia dice que “en él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia” (Efesios 1:7).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">La Biblia dice, también: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">¿Tiene usted una conciencia que está golpeando hoy por el pecado en su vida? ¿Ha tenido esta sensación incómoda de no estar en armonía con Dios? ¿Ha estado el Espíritu Santo convenciéndolo del hecho de que usted ha quebrantado las leyes de Dios y necesita un Salvador?<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">¿Por qué no abrir la puerta de su corazón para dejar que Cristo entre en su vida? “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">No importa si se encuentra solo, triste, agobiado o si está sufriendo, Cristo es la respuesta. Como explicó mi padre, la raíz de todos nuestros problemas es el pecado, pero, nuevamente, ¡Cristo es la respuesta! Si usted entrega su vida a Cristo, Dios promete perdonar sus pecados y darle una vida nueva. ¿Entregará su vida a Cristo? Puede hacerlo ahora mismo, no importa dónde se encuentre.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Primero, reconozca que es una persona que ha pecado y se ha rebelado contra Dios. Renuncie a sus pecados, confíe en Cristo como su Salvador y sígalo como su Señor. El Espíritu Santo vendrá a vivir en su corazón. Le dará nuevas actitudes, nuevos deseos, nuevos motivos. Usted puede ser una nueva persona en Cristo.</span></p> <p><br /><em><a href="http://billygraham.org/espanol/cristo-es-la-respuesta/" target="_blank">Asociación Billy Graham</a></em></p> <p><em><br /><br /></em></p> Esperanza más allá del dolor 2017-08-14T11:00:00-03:00 2017-08-14T11:00:00-03:00 http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=431:esperanza-mas-alla-del-dolor Super User <p>Recibí la llamada una fría tarde de febrero. Mi padre dijo: “Hijo, pienso que tu madre se ha ido.” La noticia me tomó completamente por sorpresa. “¿Se ha ido? ¿Quieres decir que ha muerto?” pregunté. “Sí, pienso que ha muerto.”<br /><br />Corrí al departamento de mis padres en Dallas. Mi hermana había llegado antes que yo y estaba hablando con mi padre cuando llegué. Mi madre estaba inmóvil en el sofá donde se había acostado para tomar una siesta y, en algún momento mientras dormía, exhaló su último suspiro.<br /><br />Eso fue en 1971. Ella tenía sólo 63 años. No estoy seguro de qué fue lo más difícil; perder a mi madre tan repentinamente o ver a mi padre morir lentamente los siguientes nueve años. Pienso que fue esto último. Él vino a vivir con nosotros durante ese tiempo, así que aprendí mucho en cuanto a la aflicción; cuán necesario es para sanar, y sin embargo cuán fácilmente puede convertirse en su propia muerte lenta.<br /><br />Estoy convencido de que nadie se recupera por completo de una pérdida sin permitirse sentir y expresar su aflicción por completo. Sin embargo la aflicción de una persona no es la de otra. He visto a algunos pasar más allá de una pérdida significante en cuestión de semanas, en tanto que otros requieren muchos, muchos meses. El tiempo que dura la recuperación de una persona no dice nada en cuanto a su espiritualidad. El proceso de duelo es tan individual y único como una huella dactilar. Quiero ser claro en eso antes de que usted siga leyendo.<br /><br />En tanto que afligirse es parte de nuestro proceso integral para sanar, también es posible que una persona cultive y alimente su aflicción, al punto de mantenerla viva como si fuera su mascota. Con el tiempo, aquel individuo puede perder la perspectiva, descorazonarse, y de muchas maneras, morirse antes de morirse.<br /><br />Mi madre era la chispa de la vida de mi padre. Ella inspiraba la diversión, la creatividad, y la risa y nuestra casa. Ella nos introdujo a la música grandiosa y nos animó a tocar instrumentos y a cantar. Si mi padre tenía alguna alegría o deleite en la vida, la mayor parte vino de ella. Así que cuando mi madre murió primero, era como si se hubieran apagado la luz de su vida. Él no tenía pasatiempos, muy pocos amigos, y ningún interés aparte de ver televisión. Nunca leyó mucho. Su mundo se reducía al estrecho radio de habitaciones en nuestra casa, preferiblemente con las cortinas bajadas y la puerta cerrada. Sin embargo, no le permitimos que se quedara así. Como familia hicimos lo mejor que pudimos para ayudarle a hallar vida después de la muerte de mi madre, pero nada pareció reemplazar la chispa de ella.<br /><br />Abrazar la tristeza es necesario para que haya sanidad. Igualmente importante es la decisión de poner fin a la aflicción. Nadie puede apurar el proceso de afligirse, pero es vital que entremos en el mismo con la determinación de que un día debe acabarse. Por eso debemos buscar maneras específicas para asegurarnos de que el proceso de sanar no se demora más de lo necesario.<br /><br />Habiendo enfrentado mi propia porción de tragedia y aflicción con el correr de los años, he hallado dos perspectivas útiles. Una es mirar al pasado, y la otra es mirar al futuro; en otras palabras, una reflexión saludable en el dolor y una expectativa deliberada de la esperanza que con certeza vendrá. Hallo que llevar un diario es el mejor lugar para hacer eso. De hecho, es tan eficaz que muchos consejeros en la aflicción les recetan a sus clientes llevar un diario.<br /><br />Miro hacia atrás al leer los diarios que he llevado con el correr de los años. Esto a menudo me ayuda a ver un patrón consistente de la fidelidad de Dios en pruebas antiguas, lo que me da confianza de que cualquier nueva lucha que enfrento puede ser igual de difícil e igual de temporal. Como resultado, me hallo soportando el dolor con mucho menos temor. Llevar un diario me ha equipado para afligirme por las inevitables rupturas de corazón que vienen, grandes y pequeñas, sin volver a abrir las heridas.<br /><br />Miro hacia adelante al tomar decisiones —resoluciones, si quiere decirlo— en cuanto a cómo voy usar mi prueba actual en el ministerio futuro. Viktor Frankl hizo esto durante su lucha para sobrevivir los horrores en un campamento nazi de muerte. Se imaginaba cómo su odisea pudiera ser útil al ejercer y enseñar psicología después de la guerra, aunque no tenía ninguna razón para esperar que sobreviviera.<br /><br />Me disgustó el estado de los asuntos que me obligaban, a diario y hora tras hora, a pensar sólo en cosas tan triviales. Obligué a mis pensamientos a pasar a otro tema. De repente me vi de pie en la plataforma de un aula bien iluminada, abrigada y agradable. Frente a mi estaba sentado un público en asientos tapizados cómodos. ¡Yo estaba dando una conferencia sobre la psicología del campamento de concentración! Todo lo que me oprimía en ese momento se volvió objetivo, visto y descrito desde el remoto punto de vista de la ciencia. Por este método triunfé de alguna manera para elevarme por encima de la situación, por encima de los sufrimientos del momento, y observarlos como si ya fueran pasado. . . . El prisionero que había perdido fe en el futuro —su futuro— estaba condenado.1<br /><br />La determinación de usar las luchas actuales para un mejor futuro me da un sentido de dominio sobre las circunstancias que de otra manera se volverían opresivas. Pablo echó mano fuertemente de la experiencia personal al afirmar que, debido al Espíritu Santo, ninguna prueba jamás lo doblegaría.<br /><br />Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Romanos 5:3-5).<br /><br />He hallado que la determinación de actuar en la oscuridad de hoy me ayuda a apropiadamente en la esperanza que las Escrituras prometen conforme avanzo hacia un mañana más brillante.<br /><br />Los que están atravesando una tragedia a menudo necesitan ayuda para avanzar más allá del dolor. Tal vez no tengan la capacidad de ver la esperanza más allá de la herida. A menudo necesitan la perspectiva saludable de un ser querido. Tal vez necesiten que alguien les haga recordar las ocasiones pasadas cuando Dios demostró su fidelidad. Es más, tal vez tengan que depender de la imaginación de otros a fin de concebir un futuro más allá de su dolor. Muchos que están sufriendo tal vez no consideren procesar sus pensamientos en un diario durante el proceso de sanar sin que alguien estimule su corazón.<br /><br />Pregúntese:<br /><br />    ¿Hay alguien que conozco que tal vez esté llevando una carga gigantesca de aflicción sobre sus hombros?<br />    ¿Hay alguien que está llegando a un hito o a una transición significativa en la vida y que pudiera utilizar mi ayuda para adquirir una perspectiva saludable?<br />    ¿Quién pudiera estar en el umbral de un futuro muy retador?<br /><br />Tal vez este amigo o ser querido no ha pensado en detenerse y marcar el momento. Con un vistazo al pasado y una mirada realista al futuro, tal vez usted puede ayudarle a ver la esperanza más allá de su dolor presente. Pudiera ser el mejor regalo que él o ella reciben todo el año.<br /><br /><em><a href="http://www.visionparavivir.org/ministerio/articulos/esperanza-mas-alla-dolor" target="_blank">Visión para Vivir</a></em></p> <p><br /><br /></p> <p>Recibí la llamada una fría tarde de febrero. Mi padre dijo: “Hijo, pienso que tu madre se ha ido.” La noticia me tomó completamente por sorpresa. “¿Se ha ido? ¿Quieres decir que ha muerto?” pregunté. “Sí, pienso que ha muerto.”<br /><br />Corrí al departamento de mis padres en Dallas. Mi hermana había llegado antes que yo y estaba hablando con mi padre cuando llegué. Mi madre estaba inmóvil en el sofá donde se había acostado para tomar una siesta y, en algún momento mientras dormía, exhaló su último suspiro.<br /><br />Eso fue en 1971. Ella tenía sólo 63 años. No estoy seguro de qué fue lo más difícil; perder a mi madre tan repentinamente o ver a mi padre morir lentamente los siguientes nueve años. Pienso que fue esto último. Él vino a vivir con nosotros durante ese tiempo, así que aprendí mucho en cuanto a la aflicción; cuán necesario es para sanar, y sin embargo cuán fácilmente puede convertirse en su propia muerte lenta.<br /><br />Estoy convencido de que nadie se recupera por completo de una pérdida sin permitirse sentir y expresar su aflicción por completo. Sin embargo la aflicción de una persona no es la de otra. He visto a algunos pasar más allá de una pérdida significante en cuestión de semanas, en tanto que otros requieren muchos, muchos meses. El tiempo que dura la recuperación de una persona no dice nada en cuanto a su espiritualidad. El proceso de duelo es tan individual y único como una huella dactilar. Quiero ser claro en eso antes de que usted siga leyendo.<br /><br />En tanto que afligirse es parte de nuestro proceso integral para sanar, también es posible que una persona cultive y alimente su aflicción, al punto de mantenerla viva como si fuera su mascota. Con el tiempo, aquel individuo puede perder la perspectiva, descorazonarse, y de muchas maneras, morirse antes de morirse.<br /><br />Mi madre era la chispa de la vida de mi padre. Ella inspiraba la diversión, la creatividad, y la risa y nuestra casa. Ella nos introdujo a la música grandiosa y nos animó a tocar instrumentos y a cantar. Si mi padre tenía alguna alegría o deleite en la vida, la mayor parte vino de ella. Así que cuando mi madre murió primero, era como si se hubieran apagado la luz de su vida. Él no tenía pasatiempos, muy pocos amigos, y ningún interés aparte de ver televisión. Nunca leyó mucho. Su mundo se reducía al estrecho radio de habitaciones en nuestra casa, preferiblemente con las cortinas bajadas y la puerta cerrada. Sin embargo, no le permitimos que se quedara así. Como familia hicimos lo mejor que pudimos para ayudarle a hallar vida después de la muerte de mi madre, pero nada pareció reemplazar la chispa de ella.<br /><br />Abrazar la tristeza es necesario para que haya sanidad. Igualmente importante es la decisión de poner fin a la aflicción. Nadie puede apurar el proceso de afligirse, pero es vital que entremos en el mismo con la determinación de que un día debe acabarse. Por eso debemos buscar maneras específicas para asegurarnos de que el proceso de sanar no se demora más de lo necesario.<br /><br />Habiendo enfrentado mi propia porción de tragedia y aflicción con el correr de los años, he hallado dos perspectivas útiles. Una es mirar al pasado, y la otra es mirar al futuro; en otras palabras, una reflexión saludable en el dolor y una expectativa deliberada de la esperanza que con certeza vendrá. Hallo que llevar un diario es el mejor lugar para hacer eso. De hecho, es tan eficaz que muchos consejeros en la aflicción les recetan a sus clientes llevar un diario.<br /><br />Miro hacia atrás al leer los diarios que he llevado con el correr de los años. Esto a menudo me ayuda a ver un patrón consistente de la fidelidad de Dios en pruebas antiguas, lo que me da confianza de que cualquier nueva lucha que enfrento puede ser igual de difícil e igual de temporal. Como resultado, me hallo soportando el dolor con mucho menos temor. Llevar un diario me ha equipado para afligirme por las inevitables rupturas de corazón que vienen, grandes y pequeñas, sin volver a abrir las heridas.<br /><br />Miro hacia adelante al tomar decisiones —resoluciones, si quiere decirlo— en cuanto a cómo voy usar mi prueba actual en el ministerio futuro. Viktor Frankl hizo esto durante su lucha para sobrevivir los horrores en un campamento nazi de muerte. Se imaginaba cómo su odisea pudiera ser útil al ejercer y enseñar psicología después de la guerra, aunque no tenía ninguna razón para esperar que sobreviviera.<br /><br />Me disgustó el estado de los asuntos que me obligaban, a diario y hora tras hora, a pensar sólo en cosas tan triviales. Obligué a mis pensamientos a pasar a otro tema. De repente me vi de pie en la plataforma de un aula bien iluminada, abrigada y agradable. Frente a mi estaba sentado un público en asientos tapizados cómodos. ¡Yo estaba dando una conferencia sobre la psicología del campamento de concentración! Todo lo que me oprimía en ese momento se volvió objetivo, visto y descrito desde el remoto punto de vista de la ciencia. Por este método triunfé de alguna manera para elevarme por encima de la situación, por encima de los sufrimientos del momento, y observarlos como si ya fueran pasado. . . . El prisionero que había perdido fe en el futuro —su futuro— estaba condenado.1<br /><br />La determinación de usar las luchas actuales para un mejor futuro me da un sentido de dominio sobre las circunstancias que de otra manera se volverían opresivas. Pablo echó mano fuertemente de la experiencia personal al afirmar que, debido al Espíritu Santo, ninguna prueba jamás lo doblegaría.<br /><br />Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Romanos 5:3-5).<br /><br />He hallado que la determinación de actuar en la oscuridad de hoy me ayuda a apropiadamente en la esperanza que las Escrituras prometen conforme avanzo hacia un mañana más brillante.<br /><br />Los que están atravesando una tragedia a menudo necesitan ayuda para avanzar más allá del dolor. Tal vez no tengan la capacidad de ver la esperanza más allá de la herida. A menudo necesitan la perspectiva saludable de un ser querido. Tal vez necesiten que alguien les haga recordar las ocasiones pasadas cuando Dios demostró su fidelidad. Es más, tal vez tengan que depender de la imaginación de otros a fin de concebir un futuro más allá de su dolor. Muchos que están sufriendo tal vez no consideren procesar sus pensamientos en un diario durante el proceso de sanar sin que alguien estimule su corazón.<br /><br />Pregúntese:<br /><br />    ¿Hay alguien que conozco que tal vez esté llevando una carga gigantesca de aflicción sobre sus hombros?<br />    ¿Hay alguien que está llegando a un hito o a una transición significativa en la vida y que pudiera utilizar mi ayuda para adquirir una perspectiva saludable?<br />    ¿Quién pudiera estar en el umbral de un futuro muy retador?<br /><br />Tal vez este amigo o ser querido no ha pensado en detenerse y marcar el momento. Con un vistazo al pasado y una mirada realista al futuro, tal vez usted puede ayudarle a ver la esperanza más allá de su dolor presente. Pudiera ser el mejor regalo que él o ella reciben todo el año.<br /><br /><em><a href="http://www.visionparavivir.org/ministerio/articulos/esperanza-mas-alla-dolor" target="_blank">Visión para Vivir</a></em></p> <p><br /><br /></p>