titleRadio Armonia <subtitle type="text">Una señal en el aire, para confesar que: “Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre". Fil. 2:11</subtitle> <link rel="alternate" type="text/html" href="http://radioarmonia.cl"/> <id>http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/42-moral</id> <updated>2024-04-27T14:25:25-04:00</updated> <author> <name>Web Radio Armonia</name> <email>internet@armonia.cl</email> </author> <link rel="self" type="application/atom+xml" href="http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/42-moral?format=feed&type=atom"/> <entry> <title>Demasiado aprisa 2014-03-25T18:42:41-03:00 2014-03-25T18:42:41-03:00 http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=245:demasiado-aprisa Super User <p>La aguja del velocímetro fue subiendo y subiendo. Cien, ciento treinta, ciento sesenta. Y ciento sesenta kilómetros por hora es demasiada velocidad para un auto liviano en pavimento mojado. Con tanta velocidad, y con el pavimento resbaladizo, ocurrió lo que tenía que ocurrir.<br /><br />Arnuldo Circone, de veinticuatro años de edad, amante de la velocidad, no logró entrar al puente del río, y salió volando. Cayó dentro del agua, hundiéndose con todo y auto a veinticinco metros de la orilla. No se mató, pero arruinó su auto. Lo curioso es lo que decía la placa personalizada de su vehículo: «Muy aprisa».<br /><br />Hay muchos como este joven que llevan la vida muy aprisa, demasiado rápido. La verdad es que llevar la vida a toda velocidad es la característica de los tiempos actuales. Más de cincuenta años atrás, cuando el famoso cómico del cine Charlie Chaplin protagonizó en la película «Tiempos modernos», ya señalaba, con su manera incomparable, el peligro de estos tiempos.<br /><br />Los días en que vivimos se caracterizan por demasiada rapidez en todas las cosas: demasiada mecanización, demasiado cientificismo, demasiada tecnología, demasiada indiferencia a todos los valores morales. No es extraño que ocurran accidentes a cada paso: accidentes en nuestras carreteras, y lo que es más lamentable, accidentes morales y espirituales en nuestra vida.<br /><br />Niños y adolescentes caen víctimas de drogadicción. Niñas, sin saber ni qué les está ocurriendo, caen víctimas de embarazos. Y bebés nacen arruinados, cuando deberían apenas estar comenzando a florecer...<br /><br />Continúe leyendo en este enlace: <a href="http://www.conciencia.net/?ID=2014mar18" target="_blank">Un Mensaje a la Conciencia</a></p> <p><br /><br /></p> <p>La aguja del velocímetro fue subiendo y subiendo. Cien, ciento treinta, ciento sesenta. Y ciento sesenta kilómetros por hora es demasiada velocidad para un auto liviano en pavimento mojado. Con tanta velocidad, y con el pavimento resbaladizo, ocurrió lo que tenía que ocurrir.<br /><br />Arnuldo Circone, de veinticuatro años de edad, amante de la velocidad, no logró entrar al puente del río, y salió volando. Cayó dentro del agua, hundiéndose con todo y auto a veinticinco metros de la orilla. No se mató, pero arruinó su auto. Lo curioso es lo que decía la placa personalizada de su vehículo: «Muy aprisa».<br /><br />Hay muchos como este joven que llevan la vida muy aprisa, demasiado rápido. La verdad es que llevar la vida a toda velocidad es la característica de los tiempos actuales. Más de cincuenta años atrás, cuando el famoso cómico del cine Charlie Chaplin protagonizó en la película «Tiempos modernos», ya señalaba, con su manera incomparable, el peligro de estos tiempos.<br /><br />Los días en que vivimos se caracterizan por demasiada rapidez en todas las cosas: demasiada mecanización, demasiado cientificismo, demasiada tecnología, demasiada indiferencia a todos los valores morales. No es extraño que ocurran accidentes a cada paso: accidentes en nuestras carreteras, y lo que es más lamentable, accidentes morales y espirituales en nuestra vida.<br /><br />Niños y adolescentes caen víctimas de drogadicción. Niñas, sin saber ni qué les está ocurriendo, caen víctimas de embarazos. Y bebés nacen arruinados, cuando deberían apenas estar comenzando a florecer...<br /><br />Continúe leyendo en este enlace: <a href="http://www.conciencia.net/?ID=2014mar18" target="_blank">Un Mensaje a la Conciencia</a></p> <p><br /><br /></p> Las tarjetas de crédito que valen la pena 2017-06-20T11:02:04-04:00 2017-06-20T11:02:04-04:00 http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=371:las-tarjetas-de-credito-que-valen-la-pena Super User <p>«Buena es la vida cuando la vida es buena», esa era su consigna y su filosofía. Joven, de sólo diecisiete años de edad, buen mozo, atlético, elegante y con los bolsillos siempre llenos de dinero, Andrés Smith se dio el lujo de gastar sin medida en cualquier lugar donde estuviera.<br /><br />Provisto de una tarjeta de crédito, viajó por toda Europa, siempre rodeado de amigos y amigas. No había club nocturno ni playa popular que no visitara. Hasta que se descubrió la verdad. La tarjeta de crédito que tenía era falsa. Así que condenaron a Andy, como lo llamaban sus amigos, a diez años de cárcel, por fraude, en Londres, Inglaterra.<br /><br />En realidad, ¿qué califica de buena a la vida? Muchos, al igual que Andy, creen que uno de los factores principales es poseer una buena tarjeta de crédito. ¿Acaso una buena tarjeta no le permite a uno viajar sin dinero en efectivo y darse los mayores gustos sin tener que hacer más que presentar un pequeño rectángulo de plástico? Claro que la tarjeta sólo debe usarse si es genuina, si se tiene el derecho de usarla y si hay fondos para pagar la deuda oportunamente. Porque si no hay con qué saldar la cuenta a tiempo, la tarjeta se presta para convertir en esclava del banco a la persona que la posee.<br /><br />Todo el mundo sabe que la esclavitud de las deudas monetarias no da lugar a una vida buena sino a una vida intranquila, acosada por los acreedores. En cambio, muchos no saben que las tarjetas que ofrecen garantías de una vida buena no son las de crédito monetario sino las de crédito moral y espiritual. A Dios gracias que hasta para los que nunca se han dado el lujo de poseer una tarjeta de crédito monetario, hay tarjetas de crédito moral y espiritual que están a su alcance. Irónicamente, las que más valor tienen son las que nada tienen que ver con el dinero.<br /><br />Las tarjetas de crédito moral se adquieren como resultado de la entereza de carácter, a largo plazo. Tal vez la más valiosa sea la integridad, pues no es posible exagerar la importancia que tiene el ser personas dignas de toda confianza. Si no lo somos, tarde o temprano se descubrirá nuestra falsedad o carencia, y perderemos la buena fama y la buena reputación, que el sabio Salomón dijo que valen «más que las muchas riquezas, y más que oro y plata».<br /><br />A diferencia de las tarjetas de crédito moral, las tarjetas de crédito espiritual no se adquieren por nuestros propios méritos sino por los méritos de Cristo al morir en la cruz por nosotros. Tal vez la más valiosa sea el perdón del pecado. Como nosotros no podíamos saldar por cuenta propia nuestra deuda de pecado, Cristo la pagó con su sacrificio supremo. Ahora no tenemos más que apropiarnos de esa tarjeta de perdón y usarla para pagar esa enorme deuda. Es la única tarjeta que no sólo ofrece garantías de una vida buena sino de una vida sin igual tanto en este mundo como en el venidero.</p> <p><br /><em>Carlos Rey </em><br /><em><a href="http://www.conciencia.net/?ID=2014ago25" target="_blank">Un Mensaje a la Conciencia</a></em></p> <p><br /><br /></p> <p>«Buena es la vida cuando la vida es buena», esa era su consigna y su filosofía. Joven, de sólo diecisiete años de edad, buen mozo, atlético, elegante y con los bolsillos siempre llenos de dinero, Andrés Smith se dio el lujo de gastar sin medida en cualquier lugar donde estuviera.<br /><br />Provisto de una tarjeta de crédito, viajó por toda Europa, siempre rodeado de amigos y amigas. No había club nocturno ni playa popular que no visitara. Hasta que se descubrió la verdad. La tarjeta de crédito que tenía era falsa. Así que condenaron a Andy, como lo llamaban sus amigos, a diez años de cárcel, por fraude, en Londres, Inglaterra.<br /><br />En realidad, ¿qué califica de buena a la vida? Muchos, al igual que Andy, creen que uno de los factores principales es poseer una buena tarjeta de crédito. ¿Acaso una buena tarjeta no le permite a uno viajar sin dinero en efectivo y darse los mayores gustos sin tener que hacer más que presentar un pequeño rectángulo de plástico? Claro que la tarjeta sólo debe usarse si es genuina, si se tiene el derecho de usarla y si hay fondos para pagar la deuda oportunamente. Porque si no hay con qué saldar la cuenta a tiempo, la tarjeta se presta para convertir en esclava del banco a la persona que la posee.<br /><br />Todo el mundo sabe que la esclavitud de las deudas monetarias no da lugar a una vida buena sino a una vida intranquila, acosada por los acreedores. En cambio, muchos no saben que las tarjetas que ofrecen garantías de una vida buena no son las de crédito monetario sino las de crédito moral y espiritual. A Dios gracias que hasta para los que nunca se han dado el lujo de poseer una tarjeta de crédito monetario, hay tarjetas de crédito moral y espiritual que están a su alcance. Irónicamente, las que más valor tienen son las que nada tienen que ver con el dinero.<br /><br />Las tarjetas de crédito moral se adquieren como resultado de la entereza de carácter, a largo plazo. Tal vez la más valiosa sea la integridad, pues no es posible exagerar la importancia que tiene el ser personas dignas de toda confianza. Si no lo somos, tarde o temprano se descubrirá nuestra falsedad o carencia, y perderemos la buena fama y la buena reputación, que el sabio Salomón dijo que valen «más que las muchas riquezas, y más que oro y plata».<br /><br />A diferencia de las tarjetas de crédito moral, las tarjetas de crédito espiritual no se adquieren por nuestros propios méritos sino por los méritos de Cristo al morir en la cruz por nosotros. Tal vez la más valiosa sea el perdón del pecado. Como nosotros no podíamos saldar por cuenta propia nuestra deuda de pecado, Cristo la pagó con su sacrificio supremo. Ahora no tenemos más que apropiarnos de esa tarjeta de perdón y usarla para pagar esa enorme deuda. Es la única tarjeta que no sólo ofrece garantías de una vida buena sino de una vida sin igual tanto en este mundo como en el venidero.</p> <p><br /><em>Carlos Rey </em><br /><em><a href="http://www.conciencia.net/?ID=2014ago25" target="_blank">Un Mensaje a la Conciencia</a></em></p> <p><br /><br /></p> ¿Qué le pasó a la fidelidad? 2017-06-26T22:57:00-04:00 2017-06-26T22:57:00-04:00 http://radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=21:adipisicing-elit-sed-do-eiusmod-tempor Super User <p><img src="images/temas/fidelidad-mini.jpg" style="float: right; margin-left: 5px; margin-right: 5px;" />En ocasiones he tenido el honor de ministrar a oficiales de alto rango en las fuerzas armadas, en la capital de los Estados Unidos de América, y soy un mejor hombre debido a eso. ¿Una mejor manera de decirlo? Estos líderes son modelos de una fuerte dedicación cristiana, frecuentemente poniendo su fe en la raya. Eso no les gana más puntos ante sus superiores, pero con todo ellos se destacan.<br /><br />Durante una conversación afloró el tema de la pureza moral. Esto condujo a un importante intercambio sobre el carácter. Les pregunté si en sus filas una falta en las cualidades de carácter era muy significativa. De inmediato respondieron: “¡Por supuesto!” Su consagración mutua a la integridad personal me impresionó porque la expresaron de manera espontánea y sincera. Les dije que ellos serían muy buenos pastores.<br /><br />De repente el grupo se quedó incómodamente en silencio. Uno de ellos finalmente rompió el silencio. Dijo que la conversación tocó un nervio en vivo puesto que la mayoría de oficiales asistían a la misma iglesia... “una iglesia con larga historia de fuerte predicación bíblica, maravilloso compañerismo, y un testimonio saludable en la comunidad hasta que...” <br /><br /><span style="font-size: 12.16px;">Se me retorció el estómago. Ni siquiera quise pensar en lo que iba a decir de seguido, aunque pudiera haberlo adivinado. Él continuó: “. . . hasta que nuestro pastor se enredó con una mujer, y ambos dejaron a sus cónyuges e hijos. Ahora viven juntos, y a nosotros se nos ha dejado para que recojamos el destrozo.” Lágrimas, vergüenza y lento menear de las cabezas reveló su aturdimiento y profundo desencanto. Su dolor me pesó fuertemente. Yo también me sentí abochornado.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">La iglesia fue un testimonio evangélico paladín en el área metropolitana de la capital, “hasta que . . .” Fue humillante pensar que una norma de alto carácter moral es de primordial importancia entre los oficiales militares, pero dentro de las filas de los ministros, mis colegas, ruge una epidemia de impureza moral. Para complicar el asunto, algunos vuelven al ministerio reclamando perdón y gracia.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">En tanto que el perdón es el centro del ministerio orientado a la gracia, una dedicación a la santidad y pureza moral sigue siendo absolutamente vital. Quisiera poder decirlo bien claro. La cuestión fundamental no es la falta de perdón; es el pensamiento defectuoso de muchos creyentes de que el perdón es sinónimo del retorno a todos los derechos y privilegios. Me temo que somos demasiados blandos para hacer a un lado el daño hecho por el pecado. Nos apresuramos al proceso del perdón, reduciendo las consecuencias del pecado.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">¿Demasiado fuerte? Pregúnteselo a ese rebaño víctima en la capital del país, y a otra docena de congregaciones que apenas en el mes pasado o algo así, han tenido que recoger los destrozos que dejó un pastor que parecía dulce, y que se rindió a la lujuria de lobo. O pregúnteselo a la engañada esposa del pastor, que debe soportar la humillante odisea sola.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Amigos míos, este no es el momento o tema para escatimar palabras. Concuerdo con Pedro cuando nos insta a hacer todo esfuerzo para añadir bondad a nuestra fe (2 Pedro 1:5). Preste atención para ser fiel, sin que importe en donde usted está sirviendo. Sea en las fuerzas armadas, en el ministerio, en el mercado de trabajo, o en su casa, sea fiel.</span></p> <p><br /><em><a href="http://www.visionparavivir.org/ministerio/articulos/paso-fidelidad" target="_blank">Visión para Vivir</a><a href="http://www.gracia.org/recursos.aspx?p=a&amp;article=431" target="_blank"></a></em></p> <p><br /> </p> <p><img src="images/temas/fidelidad-mini.jpg" style="float: right; margin-left: 5px; margin-right: 5px;" />En ocasiones he tenido el honor de ministrar a oficiales de alto rango en las fuerzas armadas, en la capital de los Estados Unidos de América, y soy un mejor hombre debido a eso. ¿Una mejor manera de decirlo? Estos líderes son modelos de una fuerte dedicación cristiana, frecuentemente poniendo su fe en la raya. Eso no les gana más puntos ante sus superiores, pero con todo ellos se destacan.<br /><br />Durante una conversación afloró el tema de la pureza moral. Esto condujo a un importante intercambio sobre el carácter. Les pregunté si en sus filas una falta en las cualidades de carácter era muy significativa. De inmediato respondieron: “¡Por supuesto!” Su consagración mutua a la integridad personal me impresionó porque la expresaron de manera espontánea y sincera. Les dije que ellos serían muy buenos pastores.<br /><br />De repente el grupo se quedó incómodamente en silencio. Uno de ellos finalmente rompió el silencio. Dijo que la conversación tocó un nervio en vivo puesto que la mayoría de oficiales asistían a la misma iglesia... “una iglesia con larga historia de fuerte predicación bíblica, maravilloso compañerismo, y un testimonio saludable en la comunidad hasta que...” <br /><br /><span style="font-size: 12.16px;">Se me retorció el estómago. Ni siquiera quise pensar en lo que iba a decir de seguido, aunque pudiera haberlo adivinado. Él continuó: “. . . hasta que nuestro pastor se enredó con una mujer, y ambos dejaron a sus cónyuges e hijos. Ahora viven juntos, y a nosotros se nos ha dejado para que recojamos el destrozo.” Lágrimas, vergüenza y lento menear de las cabezas reveló su aturdimiento y profundo desencanto. Su dolor me pesó fuertemente. Yo también me sentí abochornado.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">La iglesia fue un testimonio evangélico paladín en el área metropolitana de la capital, “hasta que . . .” Fue humillante pensar que una norma de alto carácter moral es de primordial importancia entre los oficiales militares, pero dentro de las filas de los ministros, mis colegas, ruge una epidemia de impureza moral. Para complicar el asunto, algunos vuelven al ministerio reclamando perdón y gracia.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">En tanto que el perdón es el centro del ministerio orientado a la gracia, una dedicación a la santidad y pureza moral sigue siendo absolutamente vital. Quisiera poder decirlo bien claro. La cuestión fundamental no es la falta de perdón; es el pensamiento defectuoso de muchos creyentes de que el perdón es sinónimo del retorno a todos los derechos y privilegios. Me temo que somos demasiados blandos para hacer a un lado el daño hecho por el pecado. Nos apresuramos al proceso del perdón, reduciendo las consecuencias del pecado.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">¿Demasiado fuerte? Pregúnteselo a ese rebaño víctima en la capital del país, y a otra docena de congregaciones que apenas en el mes pasado o algo así, han tenido que recoger los destrozos que dejó un pastor que parecía dulce, y que se rindió a la lujuria de lobo. O pregúnteselo a la engañada esposa del pastor, que debe soportar la humillante odisea sola.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Amigos míos, este no es el momento o tema para escatimar palabras. Concuerdo con Pedro cuando nos insta a hacer todo esfuerzo para añadir bondad a nuestra fe (2 Pedro 1:5). Preste atención para ser fiel, sin que importe en donde usted está sirviendo. Sea en las fuerzas armadas, en el ministerio, en el mercado de trabajo, o en su casa, sea fiel.</span></p> <p><br /><em><a href="http://www.visionparavivir.org/ministerio/articulos/paso-fidelidad" target="_blank">Visión para Vivir</a><a href="http://www.gracia.org/recursos.aspx?p=a&amp;article=431" target="_blank"></a></em></p> <p><br /> </p>